LOS COMIENZOS DE LA NAVEGACION DE LA BALSA AL TRANSATLÁNTICO
Desde los tiempos más remotos, el agua fue, para el ser humano, condición indispensable de vida: y los primeros vestigios del hombre, siempre aparecen a orillas de ríos, lagos u océanos.
FLOTA MARÍTIMA. La flota de Senaquerib, cuyo grabado fue captado de un bajorrelieve asirio, constituye un testimonio del espíritu aventurero y belicoso del hombre, incitado aún más por la navegación.
Antes de inventar recipientes para transportar el indispensable liquido, Homo Sapiens no podía alejarse de sus fuentes; pero como sus cacerías le obligaban a recorrer grandes distancias, comenzó a utilizar los propios ríos como vías de comunicación.
Los comienzos de la navegación se pierden en las oscuridades de la Prehistoria. El hombre del Paleolítico conocía ya el bote formado de un tronco, la balsa, y también el primitivo kayak de cuero usado hasta hoy por los esquimales. Más tarde aprendería a cavar con el hacha o mediante el fuego el tronco del árbol, dando nacimiento a la canoa.
Restos de remos y balsas anteriores al Neolítico se han encontrado en depósitos fósiles, cerca de Lübeck, en Alemania, y Perth, en Escocia. Además, el hecho de que desde tiempos muy remotos estuviesen habitadas islas y archipiélagos a menudo alejados del continente, Creta, Cerdeña, las Islas Británicas, Heligoland, sugiere la existencia de sólidas balsas, capaces de afrontar el oleaje marino.
Por otra parte, ya en el cuarto milenio precristiano, Egipto conocía la barcaza, usada para el tráfico fluvial por el Nilo, y junto con los primeros faraones apareció el velamen sobre estas embarcaciones. Alrededor del año 2500 a. de C., numerosos navíos de carga surcaron el Mediterráneo, iniciando así una época de exploración e intercambio comercial que daría nacimiento a la civilización.
CANOAS. El hombre al horadar con fuego o cavar con hacha un tronco, creó la primera canoa. Al reemplazar los remos por la vela, comenzó a aprovechar las energías naturales. Posteriormente se resolvieron los problemas de equilibrio, resistencia y velocidad
Hasta el siglo XIV a.C. predominó la potencia naval cretense; más tarde, los fenicios le arrebatarían su antigua hegemonía.
El primer navegante fue, sin duda, un hombre aferrado a un madero.
Más tarde comprendería que era más cómodo viajar a horcajadas sobre su «embarcación», y que mediante una gruesa rama que tocara el fondo podría acelerar o cambiar de dirección. Después aplicaría sus conocimientos de fibras vegetales y mimbres, que ya le servían para forrar, entretejidas, el techo de su choza, y con ellos ligaría varios troncos construyendo una balsa. Muy pronto descubriría, sin embargo, que el ancho de la proa encontraba resistencia en el agua, y daría a su bote la clásica forma de huso, para aumentar la velocidad.
Hacia el año 1500 a.C. aparece el timón, que al comienzo no fue más que un remo fijo a la popa; en el siglo VI a. de C., el marino griego Eupalamos inventa el ancla de un solo brazo, la que es perfeccionada algunos decenios más tarde por el escita Anacarsio dándole la forma que conserva hasta hoy. Ya desde el siglo anterior han aparecido en el Mediterráneo naves que agregan a la vela una hilera de remos, y alrededor del año 700 a.C. un estratega anónimo inventa el navío de guerra impulsado por 200 remeros dispuestos en tres filas: el trirreme.
Bordeando las costas, sólo los fenicios osaron afrontar el mar abierto, los navegantes de la Antigüedad exploran un mundo desconocido, entran en contacto con pueblos lejanos, transmiten conocimientos insospechados, buscan nuevas fuentes de riqueza, crean el intercambio y el comercio internacional. Vasijas y copas, joyas y esclavos, telas fenicias y ungüentos egipcios, vino y aceite, ánforas de greda y jarras de cristal atraviesan el mar para ser canjeados por trigo, minerales, lana y cuero. Técnicas y conocimientos se expanden por las márgenes del Mediterráneo, y la proa de las galeras avanza, cual vanguardia civilizadora, desde las costas palestinas y los archipiélagos egeos, hasta Gibraltar, tejiendo una nueva red comercial que unirá el mundo.
EN BAJA CALIFORNIA SUR MEXICO EXTRAEN DE LA ARENA RESTOS DE CANOA DE MÁS DE 200 AÑOS
Restos de canoa – Evidencia física
*** Expertos del INAH rescataron la proa de la antigua embarcación, la cual se encontró en las dunas de las costas del complejo lagunar Ojo de Liebre y Guerrero Negro, en Baja California
Especialistas del INAH rescataron la proa de la canoa en las dunas del complejo lagunar ‘Ojo de Liebre’ y ‘Guerrero Negro’.
*** El descubrimiento de esta y otras canoas a lo largo de la costa bajacaliforniana, son de gran relevancia para reconstruir la historia de la navegación en esa entidad
En los límites sur del estado de Baja California, en las dunas de las costas del complejo lagunar Ojo de Liebre y Guerrero Negro, se rescató la proa de una canoa de 210 años de antigüedad, posiblemente fabricada por indígenas bajacalifornianos o arrastrada por las corrientes del norte, y reutilizada por los grupos que habitaron la península.
Este vestigio, encontrado en la Laguna Manuela, forma parte de una serie de descubrimientos de vestigios de canoas registrados por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a lo largo de toda la costa bajacaliforniana del océano Pacífico, desde las Playas de Rosarito hasta El Vizcaíno; ahí también han encontrado troncos de madera que deriva de grandes árboles inexistentes en la península, como los de los géneros sequoias gigantes y rojas costeras, aprovechados por los antiguos indígenas para elaborar embarcaciones.
Asimismo, en las islas Arena y San José del Faro y la costa del Golfo de California, el INAH también ha localizado, registrado y recuperado canoas antiguas, algunas creadas y utilizadas por los grupos de la costa oeste de Estados Unidos.
La investigadora Laura Romero Padilla dio a conocer lo anterior, tras destacar que los descubrimientos derivan de exploraciones realizadas por el Centro INAH-Baja California, dirigidos por el arqueólogo Antonio Porcayo, en algunos casos en colaboración con la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto, como en el caso del rescate de la canoa de Laguna Manuela.
La arqueóloga subacuática dijo que estos descubrimientos han sido de gran relevancia para reconstruir la historia de la navegación en Baja California, actividad que fue importante para los grupos de toda la costa pacífica de Norteamérica, no sólo marítima, sino la practicada en ríos, canales y esteros. Desde épocas muy tempranas se implementó la construcción de diferentes canoas, cuyo uso estaba en función del medio acuático que se pretendía navegar.
“Hay evidencias tempranas de las plank canoe de los indígenas chumash —amerindios del sur de California—, que datan de 950 a 1150 después de Cristo. Asimismo, los trabajos etnográficos entre los indios tolowa (tribu del norte de California) narran las travesías cuando se internaban en el mar para realizar actividades de tipo ritual, como la caza anual del león marino. Otro ejemplo a destacar son las balsas de tule y las piraguas de la costa de California, como las embarcaciones de los seri, capaces de hacer viajes intrainsulares desde Isla Tiburón a la Isla de San Esteban”.
Romero Padilla detalló que la proa de la canoa de Laguna Manuela se encontró fragmentada en tres —sobre un suelo de consistencia arenosa—, una parte asomada a la superficie y otra a menos de 20 centímetros bajo arena de duna.
Una vez excavados, los fragmentos se trasladaron a Mexicali donde se tomaron muestra para estudios de laboratorio. Hasta el momento los resultados han arrojado una antigüedad de 210 años (laboratorios de Beta Analytuc, en Florida). También en la Subdirección de Laboratorios del INAH, en la Ciudad de México, tras un análisis meticuloso bajo microscopio, se corroboró que la madera es de ciprés (Cupressus).
“No sabemos si la canoa fue hecha por los indígenas bajacalifornianos o si llegó del norte por las corrientes, porque a la costa donde la descubrimos arriba cualquier tipo de objetos; en las islas también se han encontrado troncos muy grandes de otras maderas originarias del norte del continente, que no existen en México”.
Laura Romero especificó que aún no saben si la embarcación está asociada a una cultura en específico, “no podemos afirmar si la trabajaron indígenas de Baja California o llegó por las corrientes del norte y varó en Laguna Manuela; necesitamos realizar estudios de manufactura para obtener más información”.
La arqueóloga subacuática explicó que no todas las culturas del norte trabajaron las canoas de la misma manera. La madera, por el tipo de árbol, no es la misma en toda la costa. El ciprés —que es al que corresponde esta canoa— se ha identificado como género del norte de México y suroeste de Estados Unidos, pero es necesario determinar la especie concreta para saber de dónde proviene esa madera, porque se limita a ciertas regiones.
Por las características de la canoa, la especialista piensa que no debió ser utilizada para navegar en el mar, “es bastante pequeña y liviana; regularmente las canoas para mar profundo tenían una proa más alta que ayudaba a romper las olas y eran más pesadas para resistir la fuerza de las corrientes”.
Algunos investigadores han propuesto que las primeras canoas para mar fueron las tomol, pero también se argumenta que no fueron las únicas capaces de realizar viajes marítimos, pues están las balsas de tule y las piraguas de la costa de California, cuya capacidad fue demostrada por los seri de Sonora, al hacer viajes intrainsulares y transportar personas y mercancías a través de aguas consideradas traicioneras.
Laura Romero detalló también que en Isla Cedros se encontraron evidencias de canoas cuyos troncos midieron de 3.16 a 4.03 metros de largo, y en algunos casos aparecieron asociados a fogones, conchas y lítica en superficie. “Con estas investigaciones queremos comprobar qué tan importante fue la navegación en Baja California”.
La canoa de Laguna Manuela está bajo custodia del INAH en Mexicali, donde es estudiada. Se ha planeado a futuro efectuar pruebas de manufactura, para proponer una posible técnica de elaboración. Asimismo, continúa la búsqueda de la popa que aún está enterrada en las dunas de la costa pacífica, de encontrarse se tendrán más elementos para asegurar si sólo navegaron con ella por vía costera y ríos o si la usaron para surcar el mar.
REPLICAS LITICAS DE SUDCALIFORNIA
ARTESANIAS LITICAS DE SUDCALIFORNIA / ARTESANO CASIMIRO GARDEA OROZCO
La cultura de los pueblos que habitaron la península siempre ha causado un gran interés para los antropólogos y arqueólogos, también ha despertado el interés de la sociedad que busca conocer y comprender el cómo vivían y concebían su espacio geográfico.
Gracias a los escritos de los misioneros Jesuitas y Dominicos principalmente, nos ha llegado información acerca de su modo de vestir, alimentación y algunas de sus costumbres, aunque hay que señalar siempre con el sesgo característico de una cultura totalmente diferente. Fue en los últimos dos siglos (1800 -2000) principalmente, cuando cuando los investigaciones y reflexiones acerca de las culturas indígenas que habitaron la península dieron como resultado un mayor interés de la población por conocer y comprender de una manera más objetiva, estas culturas que lograron con el paso de los siglos adaptarse a un medio hostil.
Esta fascinación despertada ante el hallazgo de algunas puntas de flecha en 1977 en sus paseos por las cercanías de la ciudad de La Paz, especialmente durante sus caminatas por la playa El Conchalito, hace ya más de 35 años motivo en Casimiro Gardea Orozco, nacido en la Cd. De Chihuahua, Chih. Y avecindado en esta ciudad desde 1975, siendo sobreviviente del CIclon Liza en 1976, por esta causa estando el internado en La ciudad de Los Niños y Niñas de La Paz y siendo aprendiz de Diseñador Gráfico en la imprenta, adquirió la costumbre de salir desde temprano los domingos a caminar por la playa . . . durante estos paseos fue que encontró junto con una gran almeja chocolate de más de un kilo y medio de peso sus dos primeras puntas de flecha completas de un tamaño aproximado a 4 pulgadas de largo en perfecto estado, siendo que él no conocía este tipo de herramientas, únicamente en el museo y en los libros, dichas puntas se las enseño a una de las personas encargadas del internado que en unos de sus viajes a Italia las llevo quedando estas en las manos de una persona que trabajaba en uno de los museos de aquel país, de las cuales no volvió a saber de ellas, a cambio esta persona a su regreso le obsequio un cuchillo tallado de marfil que trajo de áfrica, a partir de ese entonces nació en el la costumbre de cada vez que salía a caminar… buscar y coleccionar piezas líticas, encontrando casi en su totalidad piezas fraccionadas o quebradas y esporádicamente piezas completas, su perseverancia le llevo a juntar más de 40 piezas completas en perfecto estado las cuales dono en el 2012 al Museo de Antropología e Historia de Baja California Sur para su exposición junto con un molar de camello prehistórico que encontró frente al antiguo hotel Gran Baja.
Su labor creativa no concluyo con la entrega de esta colección, sino que al darse cuenta de que la mayoría de las puntas de lanza y flecha se encontraban partidas o quebradas tal vez por el uso que se les dio al ser arrojadas contra sus presas o a la hora de estar haciendo su percutido se le quebró al autor original de las mismas y en base a artículos publicados en libros por investigadores decidió incursionar y realizar con la técnica de percutido algunas puntas de flecha que después de muchos intentos logro sus primeras replicas (por mencionarlas así pero en su caso son originales, por lo regular ninguna pieza es igual a la otra) durante varios años estuvo guardando estas piezas, no quedando satisfecho con esto empezó a fabricar también hachas, después le nació la inquietud de hacerlas de una manera más completa y comenzó a confeccionar arcos con sus flechas haciendo los amarres con cordel de pesca, pero esto tampoco le satisfacía y comenzó a investigar el tipo de amarres que los indios californios usaban, leyendo el algún libro que ellos hacían lasillos machando las raíz del cardón, choya, ocotillos y magueyes silvestres, tratando de simular esta técnica intento buscar la manera de hacer algo similar a los hallazgos en las excavaciones, incluso uso hoja de palma pero no le parecía bien, hasta que en una charla en internet con un coleccionista argentino este le dijo que en algunas culturas utilizaban la fibra de la hoja del plátano para vendar las heridas y en algunos caso los hilos o hebras de las hojas para hacer suturas craneales que lo intentara de esta manera, así lo hizo logrando lasillos muy parecidos a los utilizados por los antiguos californios, confirmándolo después cuando se le permitió la entrada al laboratorio del museo de antropología para observar los lasillos que ahí conservaban de un faldellín pericue hecho con nudillos de carrizo de más de 700 años de antigüedad en cual se le solicito les elaborara con esta técnica para colocar en un maniquí de una mujer pericue junto con un pectoral de concha de madreperla para su compañero.
Ya logrado este paso comenzó confeccionar arcos completos con su flechas haciendo sus amarres con esta fibra de plátano poniendo mango a las hachas haciendo los amarres con esta fibra, logrando de esta manera piezas que envidiaría cualquier coleccionista de armas antiguas y así consiguió hacer su primera pequeña exposición durante el mes de mayo al mes de agosto de 2013 en Centro de Artes Tradiciones y Culturas Populares de Baja California sur exponiendo hachas, cuchillos, lanzas, anzuelos de madera, hueso, concha y uno de espinazo de pescado. Un fragmento de faldillin pericue, cuerdas y accesorios replicando a los utilizados por los antiguos californios.
Casimiro Gardea Orozco presento esta serie de objetos con la finalidad de que las personas obtengan una imagen de cómo eran utilizados y la importancia que tenían para las culturas de los indígenas californios dedicados principalmente a la caza y recolección de frutos y semillas. Además esta piezas son concebidas por el autor como una artesanía diferente tal vez, pero no menos importante al ser hechos con enorme destreza y habilidad.
Reconocemos la constante labor de este artesano que nos ofrece una interesante visión de la cultura de los antiguos californios, esperamos que disfruten de esta muestra del talento y creatividad de este Sudcaliforniano por adopción.
Hoy sus piezas están a la venta en:
La Casa del Artesano Sudcaliforniano / Parque Cuauhtémoc / Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
Artesanias El Colibri / Calle indepndencia esq. Calle Madero frente al Jardín Velasco
Galeria Parra / Calle Madero e/ 16 de Septiembre e Independencia
REPLICAS LITICAS SIMILARES A LAS EMPLEADAS POR LOS ANTIGUOS CALIFORNIOS
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASIMIRO GARDEA OROZCO
DISEÑADOR GRAFICO Y ARTESANO LITICO
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO
DE LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
Los artesanos del estado convierten un pedazo de madera que brota de las entrañas de Baja California Sur, para realizar con sus manos creativas y mente abierta obras con la materia prima del desierto y de la costa.
La Casa del Artesano Sudcaliforniano, ubicada en el malecón costero de La Paz, es un espacio que conjuga todas las creaciones y obras que los artesanos de Baja California Sur son capaces de elaborar.
Los materiales que más trabajan los artesanos son las maderas regionales, que por su diversidad y belleza permiten la creación de pequeñas obras de arte.
Entre los materiales usados para las artesanías de Baja California Sur están primero las maderas regionales provenientes de cactus como Choya, Cardón, Pithaya y árboles de Palo Fierro, Palo Chino, Parota, Palo de Arco y raíces de Mezquite.
En segunda posición como materia prima artesanal se ubica el barro, aunque no es fácil de trabajar, pues su consistencia reclama un mayor esfuerzo, sin embargo los sudcalifornianos logran trabajos muy característicos.
Otra artesanía netamente regional es la de tejidos en palma que junto con la joyería, lograda con conchas de mar de diversas formas, colores y texturas, cierran el cuarteto de materiales de la entidad usados para elaborar productos artesanales.
La bondad de las maderas regionales que usan los artesanos en la entidad, permite elaborar desde muebles, hasta ceniceros, saleros y otros, destacando la choya entre las preferidas, por sus formas acanaladas.
La Casa del Artesano Sudcaliforniano, a cuatro años de su fundación, recibe a consignación las piezas para su venta, con un mínimo pago por parte de los artesanos que ahí exhiben sus trabajos.
La Casa del Artesano Sudcaliforniano concentra todos los productos y piezas de los artesanos del estado desde Bahía Tortugas hasta Los Cabos, a fin de impulsarlos y ganar para sus creaciones un espacio en el gusto de la gente.
EN SU VISITA A NUESTRA CIUDAD NO DEJE DE VISITARLA
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
SIMILARES ALA EMPLEADAS POR LOS ANTIGUOS CALIFPORNIOS
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
CASA DEL ARTESANO SUDCALIFORNIANO 2013
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR